1.- Ordena tu mochila. Acomoda tus útiles y material
necesario de forma que no te cueste trabajo encontrarlos, pues suele pasar que
por no encontrar el lápiz, la pluma o la goma ya te perdiste parte de la clase
o no anotaste la información completa, por lo que tienes que preguntar al de a
lado y sólo consigues distraerte más.
2.- Organízate. Puedes utilizar un cuaderno para anotar
las tareas y trabajos que te vayan dejando tus profesores. Resalta las que son
de mayor importancia. Lo primordial es que la revises diario.
3.- Presta atención. Cuando el maestro se encuentre
explicando algún tema intenta no distraerte, tampoco tomes nota sin saber de
qué se trata el tema o si no entendiste parte del procedimiento (ocurre la
mayor parte del tiempo con las materias como matemáticas, física, química).
4.- Cumple con tus trabajos y tareas. Aunque pienses
que son sencillos o que no valen tanto como otros, la responsabilidad es el
aspecto en que más se fijan los maestros, y si empiezas a olvidar las tareas lo
único que lograrás es que te pongan la etiqueta de irresponsable, la
cual, te tomará mucho tiempo quitarte.
5.- Aprovecha los ratos libres. Si tienes alguna clase
libre o sales temprano de la escuela, lo mejor es que adelantes alguna tarea
pendiente, pues la mayoría de las veces no hacemos cosas productivas y después
anhelamos esos ratitos libres (más cuando hay que entregar algún trabajo o es
temporada de exámenes).
6.- Olvídate del mañana. Si un profesor te deja alguna
tarea de suma importancia o gran valor porcentual, y además lo hace con tiempo
para que puedas hacerla tranquilamente, todos los días avanza siquiera un poco.
7.- Participa en clase. Por alguna extraña razón los
maestros se fijan más en las personas que son parcipativas, es decir, centran
su atención en aquellos que ellos piensan “sí tienen interés por la clase”, así
que por más reservada(o) que seas, trata de participar aunque sea una vez por
semana para que sepa quién eres y no pases desapercibida(o).
